Ilustración de Felipe Mayerle
Negocios

¿Cuál será el primer unicornio agtech de América Latina?

Aún por detrás de las fintech en términos de valoración y financiación, las startups del agro como Agrofy y Leaf están innovando en uno de los principales motores de la economía de la región

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En medio de un ecosistema tecnológico innovador de rápido crecimiento, el dinero del capital de riesgo corre por las venas de las startups en América Latina, que ya cuenta con alrededor de 30 unicornios. Pero ninguna de estas startups valoradas en mil millones de dólares o más es una agtech, aunque ya hay alrededor de 663 startups de agro en la región, según datos de Crunchbase, y la agricultura es un tema muy importante en América Latina. Según el Banco Mundial, la agroindustria representa entre el 5% y el 18% del PIB (Producto Interno Bruto) de 20 países de América Latina y el Caribe.

Los datos de LAVCA (Asociación para la Inversión de Capital Privado en América Latina) muestran que se invirtieron 35,4 millones de dólares en capital de riesgo en agtech en 15 rondas reveladas el año pasado. La inversión más grande fue para la colombiana Frubana, una Serie A de 25 millones de dólares a principios de 2020 liderada por monashees y GGV. SP Ventures y The Yield Lab han sido los inversores en agtech más activos el año pasado.

Para el primer semestre de 2021, las inversiones en las agtech de América Latina ya son superiores a las del año pasado, según LAVCA. Solo las tres rondas más grandes del primer semestre de 2021 (Frubana, ProducePay y Phage Technologies) suman ya 138 millones de dólares en inversiones. Entonces, ¿qué está faltando para que América Latina tenga su primer unicornio agtech?

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Capria Ventures ha estado invirtiendo directa e indirectamente en agtech en América Latina, como en la estadounidense/brasileña Leaf, que creó una API (interfaz de programación de aplicaciones) para el agro; la argentina Agrofy (el equivalente a Mercado Libre del agro); y la californiana Andes, que tiene un chileno como CEO y cofundador, y produce semillas con tecnología microbiótica. “Brasil y Argentina impulsarán las agtech de la región andina”, dijo Susana Garcia-Robles, socia de Capria Ventures y asesora ejecutiva de LAVCA.

Susana Garcia-Robles, socia de Capria Ventures. Foto: Divulgación

Según ella, la innovación tecnológica en la agricultura marcó «un antes y un después» en América Latina. La región ya contaba con una masa crítica de consumidores y trabajadores en esta industria tradicional. Junto con la minería, durante muchos años el agro ha sido uno de los grandes motores de la economía de América Latina. Por eso Capria empezó a invertir en SP Ventures, el fondo brasileño dedicado a las agtech.

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“Creemos en el poder de conectar los puntos entre los polos de innovación en América Latina, África e India. No tenemos voto en los comités de inversionistas de SP Ventures, pero podemos hablar sobre los modelos de agtech que hemos visto en India y que podrían ser replicables en América Latina”, dijo.

Una historia de éxito estadounidense con ADN brasileño

El fundador y CEO de Leaf, Bailey Stockdale, creció en California, pero en 2018 fundó su agtech en Brasil. Vivía en la provincia de Mato Grosso, donde dirigía una empresa de imágenes aéreas para productores.

Stockdale, un desarrollador de software, pronto se dio cuenta de que los agricultores necesitaban una gran cantidad de datos adicionales para que la información de las imágenes aéreas fuera realmente útil. “Teníamos la imagen para saber dónde estaba el problema, pero buscábamos identificar cómo había empezado. ¿Se trata de un mal funcionamiento de la máquina, alguna enfermedad u otra cosa?”, recuerda.

Stockdale entró en contacto con alrededor de 100 startups de agro en todo el mundo en busca de datos (meteorológicos, de máquinas, información financiera). Explicó que necesitaba datos de diferentes fuentes y preguntó si podía conectarse con estas empresas y usar sus bases de datos.

Bailey Stockdale, CEO e fundador de Leaf. Foto: Leaf/Divulgación

«De las personas con las que hablamos, todos dijeron más o menos lo mismo: ‘sí, podemos trabajar juntos, pueden usar nuestros datos, pero estamos analizando esta integración con John Deere, esto tardará un par de años.’ Así que la historia comenzó con la frustración de ser un desarrollador de software enfocado en mejorar el ecosistema agtech y sin poder conectarme con nadie. La gente quería compartir sus bases de datos, pero yo no tenía un acceso fácil a ellos».

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Stockdale mencionó este problema a los inversores de capital de riesgo y acabó asociándose con SP Ventures, donde estuvo seis meses aprendiendo como emprendedor residente.

El año pasado, Leaf salió del «modo beta» y recaudó 2 millones de dólares en una ronda de SP Ventures. Es probable que este año busque financiación nuevamente cuando alcance sus objetivos iniciales.

En la actualidad, Leaf está creando una API que ayuda a los desarrolladores de software a conectarse a diferentes fuentes de datos de forma unificada. Es algo similar a lo que hacen EBANX, Plaid, Stripe y Twilio con los pagos. Estas empresas conectan las cuentas bancarias y proporcionan APIs que ayudan a otras empresas a integrar sus sistemas de inmediato en lugar de conectarse con cada una de ellas por separado.

“Es lo mismo que hacemos con la agricultura. Por eso, ahora estamos brindando a las empresas desarrolladoras la posibilidad de crear, junto con los socios, un servicio único y fácil de usar, en lugar de buscar 100 conexiones individuales.»

La salsa secreta «made in LatAm»

América Latina todavía tiene una población joven en comparación con la población de Europa y América del Norte, y sus millennials y Generación Z están acostumbrados a la tecnología. Además, los emprendedores de la región son innovadores y pueden agregar a la tecnología la “salsa secreta made in LatAm”, como dijo Garcia-Robles.

Durante el Animal Agtech South America Summit, Francisco Jardim, fundador de SP Ventures, dijo que la región tiene problemas locales importantes que los emprendedores ven como oportunidades.

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“El camino de las fintech es claro, pero hay muchas otras deficiencias en la cadena de suministro para las que hay que crear soluciones a nivel local. Por eso creo que los emprendedores nativos tienen una gran ventaja competitiva frente a los extranjeros, porque no es suficiente la innovación tecnológica para tener éxito en América Latina; es necesario innovar en la última milla, en cómo se entrega el producto y servicio, en cómo se cobra por el producto y servicio. Los intentos de replicar las estrategias norteamericanas y europeas en América Latina han sido desastrosos, por lo que creo que la innovación en la última milla es crucial, y ahí es donde están muchas de las oportunidades”, dijo Jardim.

Los intentos de replicar las estrategias norteamericanas y europeas en América Latina han sido desastrosos, por lo que creo que la innovación en la última milla es crucial, y ahí es donde están muchas de las oportunidades.

Francisco Jardim, fundador de sp ventures

El dinero va a las empresas que son capaces de abordar los problemas de millones de personas, y las agtech abordan la falta de coordinación y alineación en toda la cadena de valor, dijo Garcia-Robles. “Capria no está invirtiendo en los llamados inversores de impacto. Estamos invirtiendo en personas que quieren ganar dinero, pero que entienden que se puede ganar dinero y a la vez resolver grandes problemas. Por eso estamos viendo una aceleración en la creación de unicornios, porque resuelven problemas y sufrimientos reales”, dijo Garcia-Robles.

Agrofy quiere ser la primera agtech en alcanzar el estatus de unicornio. La startup recaudó 1 millón de dólares de Capria en 2020 y una Serie B de 23 millones de dólares en 2019 de Fall Line Endurance Fund, Acre Venture Partners II y Agventures II Investment.

Los cofundadores Maximiliano Landrein (CEO) y Alejandro Larosa se conocieron en la Bolsa de Comercio de Rosario, una asociación comercial argentina. En 1999, comenzaron a pensar en cómo ayudar a los productores del país a comercializar sus granos y fundaron Futuros y Opciones, que ahora es la mayor comercializadora de granos de Argentina.

Maximiliano Landrein, CEO e cofundador de Agrofy. Foto: Agrofy/Divulgación

Aunque en 1999 Landrein y Larosa habían imaginado un sitio web en el que el productor pudiera acceder a un marketplace, no creyeron que fuera el momento ideal para operar en Internet. Sin embargo, en un garaje no muy lejano, Hernán Kazah, Stelleo Tolda y Marcos Galperin estaban creando Mercado Libre, el gigante del comercio electrónico líder en América Latina.

Landrein y Larosa decidieron iniciar su aventura online con Agrofy News, un portal de noticias que ahora es uno de los sitios de noticias más grandes de Argentina. En 2018, con menos de 40 empleados, la empresa empezó a construir su marketplace para la agroindustria y recaudó 6 millones de dólares en una ronda Serie A de SP Ventures, Syngenta Ventures, Bunge Ventures y Endeavor Catalyst.

Actualmente, Agrofy tiene 280 empleados en sus oficinas de Argentina (su sede principal está en Rosario), Brasil (São Paulo), Uruguay (Montevideo) y Colombia (Bogotá). A largo plazo, Agrofy pretende llegar a México.

Además del marketplace, que cuenta con 50.000 vendedores, y del sitio de noticias, el año pasado Agrofy lanzó Agrofy Pay, un monedero digital para productores.

“Agrofy es un ecosistema que ofrece productos, servicios e información en tiempo real para empresas de la agroindustria y productores que quieren aprovechar el crecimiento exponencial de Internet. Con un enfoque verdadero en el desarrollo de la comunidad agro, somos una empresa de tecnología con ADN en la agricultura. Consolidamos toda la cadena”, dijo Viviana Lauschus, gerente de comunicación de Agrofy.

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El distribuidor forma parte del ecosistema Agrofy. Para el productor argentino esto es algo fundamental porque el agricultor compra directamente al distribuidor. Tradicionalmente, las agtech crecen más lentamente que las fintech porque el mercado de distribución agrícola es un desafío. Esta puede ser una de las razones por las que América Latina todavía no tiene su unicornio del agro.

Además, la agricultura es una industria muy competitiva. Por esto, muchas agtech son adquiridas aun antes de que estén maduras. Grandes empresas como Bayer, por ejemplo, se mueven rápidamente para comprar una startup, que son adquiridas por cientos de millones, y no por miles de millones, de dólares. En otros sectores, las startups pueden experimentar etapas de maduración más largas, manteniéndose privadas más tiempo y alcanzando valoraciones más altas, de acuerdo con el fundador de Leaf, Stockdale Bailey.

«Es un mercado en crecimiento, por supuesto, pero ya estamos empezando a ver estas empresas. Para ser un unicornio se necesita un poco más de tiempo y a menudo estas empresas se compran a valores más bajos», dijo.

«Cuando nos fijamos en los unicornios, las fintech están muy por delante de las agtech. Pero estamos empezando a ver la consolidación de estos dos pilares y cada vez más marketplaces del agro están comenzando a incorporar verticales de fintech», dijo Garcia-Robles.

Tal es el caso de Agrofy. La startup tiene la intención de recaudar en breve una extensión de la serie B.

Así, las letras ESG (Environmental, Social, and Governance) están sonando en las mentes de los empleados, mientras que los inversores están pendientes de estas prácticas corporativas.

La tendencia ESG de América Latina como una tierra fértil para la compensación de carbono

La pandemia de Covid-19 les ha dado a los inversores la responsabilidad de usar su dinero de manera inteligente para obtener un impacto mucho más amplio que el de solamente obtener rendimientos financieros. Las directrices ESG han sido seguidas por los fondos de capital privado y de capital de riesgo porque es lo que los inversores quieren ver.

«Nadie quiere ver que su dinero va a parar a algo que perjudica el planeta o que causa preocupaciones sociales o que no tiene gobernanza. Esto es difícil cuando se trata de startups y es más difícil en agtech que en fintech, porque las fintech son aún más tecnológicas. Por otro lado, en las agtech todavía existe la cadena de valor de las personas, gente que durante mucho tiempo estuvo acostumbrada a ser muy informal y a no tener directrices que seguir», dijo Garcia-Robles.

En Estados Unidos, los mercados de carbono y las empresas que trabajan con la trazabilidad de la denominada «huella de carbono» se han desarrollado muy rápidamente. En América Latina, este mercado de carbono se está desarrollando más lentamente. «No es algo malo, pero todavía hay muchas preguntas. ¿La captura de carbono funciona? ¿Cuánto tiempo funciona? ¿Los créditos de carbono son válidos en el largo plazo?», preguntó Stockdale.

Los desarrolladores de software utilizan la API de Leaf para crear y escalar una amplia gama de productos, incluidos los mercados de eliminación de carbono. «Estamos trayendo la gestión de datos, y la información se está utilizando para crear modelos y generar créditos de carbono con eso», dijo.

«En Brasil, creo que hay una gran oportunidad; será una gran parte de la agricultura en los próximos diez años. Las empresas están trabajando con cosas similares en Brasil, pero en general está más relacionado con el sector financiero. Todavía hay mucho que aprender sobre los mercados de carbono y cómo funcionan; seguramente habrá aún más dudas cuando Brasil los adopte. Esto ocurrirá, pero hasta ahora ha sido menos preciso en Brasil que en Estados Unidos», añadió Stockdale.

Garcia-Robles, de Capria, cree que una empresa que aplica estrictamente las directrices de ESG al final consigue más financiación porque es más profesional y proporcionará más rentabilidad. Además del impacto social, la diversidad y las políticas ambientales, la G significa gobernanza, algo que el fondo valora mucho. Garcia-Robles dejó recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo, donde fue Oficial Principal de Inversiones a cargo del Grupo de Financiamiento en Etapas Tempranas del BID Lab (el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo).

Recuerda que en los primeros años del BID trabajó con los fondos verdes administrados por organizaciones no gubernamentales. «Estaban salvando árboles, pero no entendían nada de rendimientos financieros ni de gobernanza. ¿Qué pasó al final? Todas las empresas que supuestamente iban a salvar el planeta no lo salvaron, no salvaron los puestos de trabajo y nos hicieron perder dinero. Una lección que aprendí en el comienzo de mi carrera: para una startup es difícil tornarse más profesional cuando se pasa a estados financieros auditados, pero hay que dejar en claro que esto forma parte del crecimiento.»

Mientras tanto, América Latina ha visto innovaciones como nunca antes en todos los ecosistemas agtech, y también en las foodtech. Antes no había innovadores regionales que pudieran igualar la «hamburguesa imposible» desarrollada en California, pero ahora empresas latinoamericanas como Fazenda Futuro y el nuevo unicornio chileno NotCo están demostrando que pueden hacer esto y muchas otras cosas.

“El talento para desarrollar soluciones está en todas partes, no solo en Silicon Valley. Lo que escasea es el acceso a los recursos para poder utilizar el talento. Estamos viviendo un momento en América Latina en el que el mundo se dio cuenta y está viendo innovaciones en fintech, agtech y foodtech. Como nuestros desafíos son mayores, nuestra capacidad de innovación para resolverlos también es mayor”, dijo Garcia-Robles.

(Traducido por Adelina Chaves)

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