Buscando incrementar la productividad con menores costos, el sector agroindustrial en América Latina ha dirigido su atención a las startups. Si bien es un sector productivo visto como más tradicional, lo cierto es que la agroindustria siempre usó tecnología. La diferencia ahora es que las agtech ofrecen una gama más amplia de soluciones específicas para las distintas etapas de la cadena productiva agroindustrial y han ampliado el acceso de los agricultores y las empresas agroexportadoras a la digitalización de lo que sucede antes, durante y después de la explotación.
“Desde el punto de vista del valor del producto bruto, una tecnología que atienda eficazmente los dolores y las necesidades de este mercado tiene una posibilidad de escalabilidad muy alta”, señala Cleidson Dias, analista de la Secretaría de Innovación y Negocios de Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria) y uno de los creadores del Radar AgTech Brasil 2020/2021, un documento que mapea las startups del sector agroindustrial en Brasil.
Además, cualquier impacto financiero positivo es significativo, ya que el agro es un mercado multimillonario y cualquier reducción mínima de pérdidas puede representar un ahorro millonario. Pese a eso, las agtech aún no han logrado alcanzar capilaridad en este mercado.
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“Es un sector que todavía está muy falto de tecnologías; con muchas prácticas tradicionales, repetidas durante muchos años. Hay nuevas tecnologías que aportan una eficacia significativa a la producción, pero aún no son conocidas por todos”, continúa Dias.
En otras palabras: todavía hay muchas oportunidades de expansión para las agtech, no solo en términos de mercado, sino también en términos de área de actividad. Las soluciones desarrolladas por las agtech suelen agruparse en tres grandes áreas y se subdividen en segmentos más pequeños.
El Radar AgTech Brasil 2020/2021, por ejemplo, divide el «antes de la explotación» en otras siete categorías, que incluyen las startups que trabajan con fertilizantes, semillas, crédito y marketplace de insumos. El área “durante de la explotación” abarca otras 13 categorías, con destaque para los sistemas de administración de la propiedad, los drones, la maquinaria y el equipo, las plataformas de sistemas, las soluciones y los datos. Por último, “después de la explotación” reúne otras 13 categorías, que incluyen los alimentos innovadores, los marketplaces y las plataformas de comercio y venta de productos y el almacenamiento, la infraestructura y la logística.
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El informe muestra que de las 1.574 agtech mapeadas, 718 operan en la categoría post-farm; le siguen las empresas que operan on-farm, con 657; y, en menor número, las que crean y actúan pre-farm, 199. Considerando el tipo de solución, la mayoría de las agtech se encuentran en la categoría de fertilizantes, inoculantes y nutrición vegetal, hay 293 de ellas en Brasil. De las on-farm, 154 se centran en los sistemas de gestión de la propiedad rural. En pre-farm tenemos un empate técnico entre las que desarrollan fertilizantes, inoculantes y nutrientes (46) y las que trabajan con soluciones de crédito, trueque, seguros, créditos de carbono y análisis fiduciario.
“La agricultura, por sus características, tiende a estar muy fragmentada. Existe mucha diversidad según el tipo de agricultor, desde el pequeño al mediano, además de grandes empresas agrícolas. El reto de las agtech es segmentar correctamente, definir a qué tipo de agricultor atender y qué tipo de ayuda necesitan, y luego hacerlo de manera responsable”, dice Gonzalo Pérez-Taiman, fundador y socio de Arpegio, un fondo de capital de riesgo con sede en Chile que invierte en startups del sector agroalimentario.

Arpegio, junto con el fondo de capital de riesgo estadounidense AgFunder, publicó el LatAm Agrifoodtech Market Map. El informe muestra cómo este mercado aún puede crecer mucho. Va a depender, según Pérez-Taiman, de la tecnología y la inversión.
“Como región, América Latina lidera hoy las exportaciones de alimentos al resto del mundo. Y hay avances tecnológicos en otras regiones que amenazan la competitividad de América Latina. Es importante invertir no solo en startups locales, sino traer tecnología del exterior para mantener la competitividad y seguir como líder y al mismo ritmo de evolución en relación al resto del mundo”, analiza.
Antes de la explotación: Bart Capital
Una de las operaciones más burocráticas y complejas de la agroindustria es el barter, una especie de negociación entre los productores rurales y las empresas de insumos. Digitalizar este proceso que tiene lugar antes de la explotación fue el desafío de Bart Digital, agtech fundada en 2016 en Brasil.
Con una inversión inicial de 2,2 millones de reales de SP Ventures, la startup desarrolló la plataforma Ativus, lanzada en febrero de 2020. Fue en el momento adecuado. “En marzo llegó la pandemia y la empresa tuvo un gran salto de crecimiento. Acabamos acertando, ya que no sabíamos que la pandemia impulsaría tanto la digitalización de la agroindustria, sobre todo la financiación en sí misma”, admite la CEO de Bart Digital, Mariana Bonora.

Solo en 2020, la agtech brasileña movió más de 3.000 millones de reales en créditos electrónicos. Y la expectativa para 2021 es llegar a 7.000 millones de reales, ya que Bart Digital logró cuadruplicar el número de clientes este año.
“Hasta 2020, teníamos muchos clientes grandes, industrias, grandes grupos. Cuando redujimos la complejidad y aumentamos la lista de perfiles que atendemos, pudimos escalar rápidamente nuestra base de usuarios. Tenemos clientes desde startups hasta tradings, usinas e industrias”, celebra Mariana, quien agrega que Bart Digital está en proceso de recaudación de fondos para ampliar las funcionalidades de la plataforma Ativus.
Durante la explotación: Space AG
Una imagen satelital o una foto capturada por drones tiene poco valor si el productor rural no tiene acceso a una interpretación de lo que significa. A partir de este concepto, en 2017 nació Space AG. Anteriormente una empresa de drones – Spacedat –, Space AG ha evolucionado hacia el desarrollo y suministro de una gama de herramientas para aumentar la productividad en los cultivos.
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Sus herramientas detectan la deficiencia de riego y otras anomalías, identifican y cuantifican las plantas muertas, proyectan los cultivos y determinan las áreas productivas o no productivas. Todo ello está visible para el agricultor en una aplicación en un celular o computadora.
“Hubo todo un proceso de educación del agricultor, que está muy acostumbrado a tocar la tierra y decir que falta agua. Hoy en día, con una imagen de satélite o un dron con cámara térmica, es posible saber qué zonas están bien irrigadas o por debajo de algún parámetro. Antes, este concepto era muy abstracto para el agricultor”, comenta Cesar Urrutia, cofundador y CEO de Space AG.

Con sede en Perú, donde presta servicios a los principales agroexportadores mundiales de arándanos, aguacates, cítricos y uvas, Space AG ya se ha expandido a otros países latinoamericanos como Chile, Colombia, México, Costa Rica y República Dominicana. En la actualidad, la agtech tiene un valor de 4,8 millones de dólares y participará en una ronda de inversión de la Serie A – anteriormente recaudó 1 millón de dólares en una ronda Seed.
Después de la explotación: Agree
Definitivamente, blockchain no es un término generalizado en el sector agroindustrial, pero es esencial para Agree, una agtech argentina fundada en 2017. El negocio de la startup gira en torno a la compra, la negociación y la venta de granos y sus subproductos, todo dentro de una blockchain. Hoy en día, hay más de 500 clientes activos en la plataforma, a través de la cual ya se han comercializado más de 1,5 millón de toneladas de productos.
“En esta primera etapa incluimos el blockchain para brindar más transparencia, trazabilidad y seguridad. El principal objetivo es la veracidad de los datos. Pero ya estamos analizando otras aplicaciones blockchain más elaboradas, centradas principalmente en la financiación”, explica Nicolás Mayer-Wolf, cofundador y CEO de Agree.

Una inversión de 2 millones de dólares de Sancor Seguros, en una ronda Serie A en abril, permitirá esta evolución, incluyendo la expansión a otros países más allá de Argentina, Paraguay y Uruguay, donde la agtech ya está presente.
“Además de la presencia en los principales mercados de América Latina, queremos consolidar nuestros productos con nuevas funcionalidades e incluso nuevos productos. Tenemos una hoja de ruta de producto muy clara y a partir de la interacción con nuestros clientes vamos a ir creciendo”, proyecta Mayer-Wolf.
(Traducido por Adelina Chaves)