Dos acontecimientos recientes en México y Colombia señalan un avance en la creciente aceptación del cannabis en América Latina. Pero si bien la planta puede crecer como una maleza, el ritmo del cambio legislativo en la región sigue siendo lento.
En junio, la Corte Suprema de México despenalizó el uso recreativo y la posesión de marihuana para los adultos. Casi tres años antes, la corte ya había declarado que la prohibición de la marihuana en el país era inconstitucional y, finalmente, decidió resolver la cuestión cuando el Congreso de la segunda economía de América Latina no promulgó una legislación apropiada.
Un mes después, en julio, Colombia impulsó la “industria de la hierba” al remover la prohibición a la exportación de las hojas secas de cannabis para el uso medicinal. El decreto de 59 páginas ofrece, entre otras cosas, incentivos a la industria farmacéutica y establece una estructura reguladora para el cáñamo industrial (fibra que se obtiene del cannabis).
Nada que tenga que ver con la marihuana en América Latina es sencillo y esos cambios recientes deben ofrecer más preguntas que respuestas, especialmente en México. Lo que está claro, sin embargo, es que la industria del cannabis legal en América Latina, ya valuada en US$ 9,75 mil millones, tiene un enorme potencial de crecimiento y ofrece importantes oportunidades económicas en una región que solo en 2020 perdió 26 millones de empleos.
Un inmenso mercado en potencial
El que dijo que “el dinero no crece en los árboles” nunca consideró las posibilidades y el apetito para el mercado regional y global de cannabis. Algunas estadísticas recientes para tomar en cuenta:
- Headset, la empresa de análisis de la industria de cannabis, proyecta que el próximo año las ventas legales de los productos basados en la marihuana en Estados Unidos deben superar los US$ 28 mil millones— y más: deben crecer aproximadamente 50% en los cuatro años siguientes, pudiendo llegar a US$ 42 mil millones en 2026.
- La plataforma Statista proyecta que en 2024 el valor del mercado de cannabis recreativo legal en América Latina debe alcanzar los US$ 300 millones.
- El mercado de cannabis en Brasil, el más grande de la región, tuvo su valor estimado en US$ 2,3 mil millones en 2019;
- Statista prevé que en México solo el mercado medicinal legal debe crecer de US$ 3,5 millones en 2021 a más de US$ 50 millones hasta 2024.
Sea cual fuere la manera en que se describan los números, el mercado de cannabis mueve mucho dinero. Lo suficiente como para esperar que América Latina busque una parte de esos dividendos. En California, el mercado de cannabis más grande de Estados Unidos, las ventas combinadas de marihuana para usos recreativo y medicinal totalizaron US$ 4 mil millones, con US$ 800 millones en ingresos fiscales totales recaudados por el estado en 2020. Y más, a pesar de tal potencial, el avance es lento para el cannabis medicinal — y ni hablar del formato recreativo.
El “brazo fuerte” de la ley estadounidense impacta a América Latina
Durante el mes de agosto, el reportaje de LABS entrevistó figuras centrales de la industria de cannabis, legisladores y abogados para entender un escenario tan complejo y las diversas legislaciones existentes en América Latina, por las cuales es necesario navegar para explorar el potencial de mercado de la región en la próxima década.
Pero antes de viajar por los negocios basados en el cannabis en América Latina es necesario entender el ambiguo status legal de la planta en Estados Unidos. ¿Por qué? Porque al contrario de la expresión popular que dice que “lo que pasa en Las Vegas, queda en Las Vegas”, cuando hablamos de cannabis, lo que pasa en Estados Unidos impacta mucho más allá de sus fronteras.
Actualmente, la marihuana medicinal es legal en 37 estados de los Estados Unidos, mientras que la marihuana recreativa solo es legal en 18 estados y en Washington D.C., la capital del país. Sin embargo, aunque existe un proyecto de reforma propuesto por el Senado para legalizar la planta, el cannabis sigue siendo ilegal a nivel federal — según la Ley de Sustancias Controladas tiene la misma clasificación que el ecstasy, la heroína, LSD y el peyote, la planta alucinógena utilizada en rituales religiosos — y es ahí donde radica el problema.
El brazo fuerte y largo de las leyes federales americanas afecta la capacidad de naciones soberanas — en América Latina y el resto del mundo — para llevar a cabo negocios legales de marihuana dentro de sus propias fronteras.
En 2013, Uruguay se convirtió en el primer país en legalizar el uso recreativo de la marihuana. Ocho años después, el país sigue siendo el único de América Latina en hacerlo. Argentina, Brasil, Chile, Colombia y, recientemente, México, despenalizaron en cierta medida el uso recreativo del cannabis.
Aunque una buena parte de los países de la región ya legalizaron los usos medicinales de la planta, las normas sobre las diferentes formas que adopta el cannabis y el acceso de los pacientes al medicamento pueden variar en diversos niveles de un país a otro. En este sitio es posible tener una visión general de los países de América Latina en los que el cannabis es legal o ha sido despenalizado.
Uruguay: pionero en la legalización se enfrenta a obstáculos normativos
Volvamos al Uruguay, donde el cannabis recreativo empezó a venderse en 2017 — casi cuatro años después de que se aprobara la legislación al respecto. El gobierno aprovechó este periodo para establecer las normas con respecto a la marihuana, que está altamente regulada y solo se vende en farmacias registradas en el país.
Esteban Riviera fue el primer farmacéutico en vender cannabis recreativo y rápidamente se convirtió también en el primero en dejar de vender el producto. El motivo: las leyes financieras de Estados Unidos y la Ley de Sustancias Controladas, de 1970. Los bancos de Uruguay — y de otras partes del mundo — dependen de sus socios bancarios en Estados Unidos para realizar transacciones internacionales.
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Los bancos de Estados Unidos, por su parte, recelosos de las pesadas penalidades por violar la Ley de Substancias Controladas, han presionado a sus socios bancarios uruguayos. Estos, a su vez, acosaron a los titulares de sus cuentas bancarias para que dejaran de vender marihuana — so pena de perder sus cuentas bancarias.
Avanzamos hasta 2021 y, según Diego Olivera, nada cambió. Olivera es el director de políticas de drogas del Centro de Informaciones y Estudios Sociales (CIESU) y fue secretario general del Consejo Nacional de Drogas de Uruguay entre 2016 y 2020.

“Mientras siga en pie la Ley de Sustancias Controladas, especialmente con respecto a la marihuana, los bancos federales de Estados Unidos van a exigir que sus socios contractuales extranjeros apliquen la prohibición. Y ese es el caso de todos nuestros bancos, que dependen de estos contratos para tener acceso a dólares y transacciones internacionales”, dijo Olivera.
Hoy, de las 1.000 farmacias gubernamentales de Uruguay, un país con 3,5 millones de habitantes, apenas 17 venden marihuana para uso recreativo. Y todas esas transacciones se hacen en efectivo.
Bruno Berolotti, consultor jurídico de Ferrere, un estudio de abogados uruguayo, dijo a LABS que la marihuana con fines medicinales se paga de otra manera.

“Las farmacias que solo venden marihuana medicinal aceptan dinero, tarjetas de débito y crédito”, afirma Berolotti. “Procesan el pago de los consumidores de la misma manera que lo harían con cualquier otro producto farmacéutico”.
¿Sería la diferencia entre la marihuana y el cáñamo, que fue legalizado en Estados Unidos en 2018, la razón para esa disparidad?
La marihuana recreativa en Uruguay contiene, como máximo, 9% de TCH, el compuesto psicotrópico de la planta. Y, aun si la legislación cambiara en algunos meses, todos los productos que contienen cannabis para fines medicinales son derivados del cáñamo que, según Berolotti y Olivera, deben tener menos de 1% de THC.
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Una vez más, nada que tenga que ver con la industria de la marihuana es sencillo.
“Aunque las farmacias uruguayas acepten otros métodos de pago para la marihuana medicinal que no sea en efectivo, siguen siendo susceptibles de riesgo bancario”, dice Berolotti. “Aun las transacciones entre fabricantes y distribuidores o farmacias pueden ser objetadas por los bancos.”
El SAFE Banking Act puede cambiar el juego
De vuelta a los Estados Unidos — y abriéndonos camino lentamente por los meandros legislativos — el SAFE Banking Act podría crear el camino para que los bancos negocien con empresas legítimas del mercado de la marihuana sin incurrir en delitos federales. La propuesta fue aprobada el mes pasado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Su tenue destino depende ahora de la capacidad del Senado para reunir el suficiente apoyo para aprobar la medida, que se espera sea promulgada hasta finales de este año.
De ser aprobado, el SAFE Banking Act cambiará las reglas del juego a escala global. Su aprobación allanaría el camino de los servicios bancarios para las operaciones legales del cannabis en América Latina y otros países, negociando dentro de sus propias fronteras. Hay una distinción importante en este punto, porque la exportación de cannabis abre una verdadera caja de Pandora internacional. Volveremos a la compleja realidad de exportar cannabis más adelante.
Próxima parada: ¿Será México el mercado más grande de cannabis algún día?
En 2017, México legalizó la marihuana medicinal con el requisito de que los niveles de THC de la planta deberían ser inferiores al 1%, lo que significa formular medicamentos con aceite de cannabidiol (CBD) derivado del cáñamo y no de la marihuana. Se tardó cuatro años más para que, en enero de 2021, el Ministerio de Salud de México publicara las normas que regulan su uso.
HempMeds, una división de la empresa Medical Marijuana, Inc., con sede en Estados Unidos y América Latina, se especializa en la producción de aceite de CBD y productos derivados del cáñamo para uso medicinal en los mercados globales, incluyendo México.
“La marihuana medicinal en México es muy diferente a la de Estados Unidos”, afirma el CEO de HempMeds, Raúl Elizalde. “Un ejemplo es que, en los estados donde está legalizada en Estados Unidos, uno tiene la opción de comprar productos botánicos, como flores secas. En México, el cannabis medicinal solo está disponible en forma de medicamento”.

Este artículo, publicado en 2020, ofrece una visión abarcadora de las normas para el cannabis medicinal en México.
El gran tema es la despenalización de la posesión y el uso recreativo de marihuana para adultos por parte de la Corte Suprema. La decisión de la corte significa que los adultos mayores de 18 años pueden plantar, poseer y consumir marihuana con ciertas restricciones.
Esta acción por sí sola tiene el potencial de convertir a México, que ya es el principal destino en América Latina para los turistas internacionales, en el mercado legal de marihuana más grande del planeta.
Sin embargo, la decisión de la corte no establece las normas para un mercado en el cual las personas puedan comprar y vender, por ejemplo, semillas para el cultivo doméstico. Eso depende de la acción del Congreso mexicano.
La industria de cannabis en México está atrapada en un limbo legal
“Es una pesadilla”, dispara David Berezowsky, abogado especializado en cannabis de Foley and Lardner, con sede en la Ciudad de México. “Todo el mundo está esperando que en el próximo periodo de sesiones ordinarias del Congreso mexicano se apruebe esta ley. El problema es que la Cámara de Representantes y el Senado tienen ideas completamente opuestas para elaborar la legislación”.

De acuerdo con Berezowsky, la Cámara de Representantes rechazó la propuesta del Senado de instituir una agencia reguladora del gobierno para coordinar las legislaciones y permisos para todos los aspectos, tales como: importación y verificación de semillas, cultivo, cosecha, fabricación, producción e investigaciones.
A su vez, la Cámara quiere que las autorizaciones y el control sobre la industria se repartan entre cuatro agencias gubernamentales diferentes: el Ministerio de Finanzas, el Servicio de Administración Tributaria, el Ministerio de Agricultura y la COFEPRIS, la autoridad sanitaria mexicana.
“Eso sí, vamos a dispersar todas las licencias entre todas las autoridades que tenemos y desordenar todo”, criticó Berezowsky. “Puede que no se apruebe, pero el Senado sigue sufriendo mucha presión de los diputados”.
¿Cuál es el beneficio de un enfoque más burocrático y administrado por varias agencias? Dinero. Berezowwsky compara la actual administración con el gobierno mexicano de los años 70, cuando se consideraba la corrupción como “parte del juego”.
En realidad, este gobierno es peor. Ven una gran oportunidad para que el capital llegue a México, y eso tiene que pasar por el gobierno. Es como una gran tienda llamada corrupción.
David Berezowsky, abogado especialista en cannabis de Foley and Lardne
El Congreso mexicano todavía debe decidir sobre la legislación, y cualquier cambio aprobado por la Cámara de Representantes tiene que pasar por el Senado. Cuando las dos partes lleguen a un consenso, la ley se remite al presidente para su sanción.
Cuando el gobierno mexicano finalmente elabore y establezca un marco legal para el mercado de la marihuana recreativa, las empresas todavía tendrán que lidiar con la presión de los bancos estadounidenses. Según Elizalde, esa presión no existe en la industria medicinal porque los productos usan cannabidiol del cáñamo, que es legal tanto en México como en Estados Unidos.
“Cuando empecemos a tener puntos de venta de cannabis recreativo, que a nivel federal son ilegales en los Estados Unidos, el problema con los bancos llegará aquí”, dice el CEO de HempMeds.
Aquí tenemos otro ejemplo de lo complejo que es el tema en México:
Aunque es legal formular medicamentos con CBD, HempMeds importa la materia prima de Estados Unidos, por ejemplo, en el caso del cáñamo. Cultivar el cáñamo en México está prohibido y el tema debe mantenerse en un limbo legal hasta que el gobierno cree la norma legal para el consumo recreativo de cannabis en el país.
Colombia: el nuevo decreto de las flores secas del cannabis
El decreto de julio en Colombia no solo legaliza la exportación de las flores secas de cannabis para uso medicinal y científico, sino que también abre una significativa oportunidad económica. La legalización permite que las empresas desarrollen una serie de productos, entre ellos: alimentos, bebidas, cosméticos, cáñamo industrial y fármacos de manipulación — medicamentos preparados bajo receta para pacientes específicos.
Para Luis Merchan, CEO de Flora Growth, una compañía global de cannabis con sede en Canadá y operaciones físicas en Colombia y en Estados Unidos, el cambio es una noticia muy bienvenida. Flora Growth, que cotiza en Nasdaq y en la Bolsa de Nueva York (NYSE), abarca el cultivo y la extracción al aire libre, un laboratorio farmacéutico, la fabricación de productos para la piel y suplementos dietéticos, alimentos y bebidas, y textiles a base de cáñamo.

Antes de la ley, las empresas podían vender los derivados del cannabis en forma de aceites crudos o cristales.
“Nosotros y otras empresas como la mía, inyectamos aceite de CBD en productos tópicos para exportación, pero ese era el alcance de la posibilidad de generar ingresos”, dice Merchan. “Las empresas invirtieron cientos de millones de dólares para construir su infraestructura en Colombia, con muy poco o ningún ingreso generado con las ventas de exportación”.
Las noticias sobre el tema hacen hincapié en la exportación de flores secas, un hecho que Merchan atribuye al valor tanto de la flor psicoactiva como de su versión no psicoactiva, lo que representa más del 50% del mercado mundial del cannabis.
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“Sin embargo, este cambio abre varias oportunidades de recaudación”, afirma Merchan. “Las empresas de cannabis colombianas pueden entrar en segmentos industrializados como la alimentación, la papelería, los plásticos, los textiles y muchos otros.”
La relación de Colombia con el narcotráfico y los restos de un estigma que involucra a la marihuana juegan un papel decisivo en la lenta aceptación de esta industria. Sin embargo, se están produciendo cambios en este frente.
El estigma creado por décadas de tráfico ilegal de estupefacientes será menor a medida que se produzcan investigaciones científicas y los consumidores y pacientes entiendan los beneficios potenciales del cannabis medicinal — especialmente como alternativa a los opioides, que son una crisis a escala global.
LUIS MERCHAN, CEO de FLORA GROWTH
Sí, el decreto es expansivo, pero no es solo la posibilidad de exportar las flores secas del cannabis lo que cambia el juego, según el presidente de Clever Leaves, Andrés Fajardo. Clever Leaves, una multinacional con operaciones en Estados Unidos, Colombia y Portugal, es una productora autorizada de cannabinoides de grado farmacéutico y tiene sus acciones listadas en Nasdaq y en la Bolsa de Nueva York (NYSE).

Antes que la legislación entrara en vigencia, Clever Leves exportaba flores secas de la planta exclusivamente para su operación en Portugal. Ahora puede exportar diferentes variedades de cannabis de Colombia.
“Para las empresas colombianas la oportunidad de exportar flores secas es un hecho importante y que abarca a toda la industria”, apunta Fajardo. “Las flores secas equivalen a más de la mitad del mercado medicinal del cannabis, y la ley aumenta significativamente nuestra capacidad de llegar a un mercado potencial más grande con un portfolio genético más amplio.”
Brasil puede destronar a China como “rey de la hierba”
La economía más grande de América Latina, Brasil, legalizó la marihuana medicinal en 2015 y, según los datos de Statista, se espera que el valor de este mercado supere los US$ 229 millones en 2028. Este gigantesco potencial ha sido aprovechado por los veteranos y los nuevos emprendedores que han creado startups basadas en el cannabis, a pesar de la compleja legislación del país.
El cofundador de la plataforma de telemedicina B2B Conexa Saúde, Fernando Domingues, se unió a un grupo de inversionistas para lanzar Cannect. Un marketplace virtual para el cannabis medicinal diseñado para facilitar la prescripción y el acceso a la marihuana medicinal para médicos y pacientes.
La brasileña Heluz cultiva cannabis medicinal en Uruguay y exporta el aceite de la planta a Brasil. Salvo por una orden judicial exclusiva para una empresa, el cultivo de cáñamo es ilegal en Brasil, y el país no permite la importación de flores secas de cannabis. Un cambio en la legislación en 2019 legalizó la importación, venta y producción de productos medicinales.
La legalización del cultivo doméstico de cáñamo y marihuana podría hacer que Brasil superara a China como el mayor productor/exportador mundial de cáñamo para uso medicinal e industrial. Esto podría representar un importante avance en el gigantesco sector agroindustrial del país, que tiene un valor de alrededor de US$ 119 mil millones o el 4,4% del PIB brasileño en 2019.
En junio, una comisión especial de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó el proyecto de ley PL 399/2015 para legalizar el cultivo doméstico de marihuana para usos medicinales, veterinarios, científicos e industriales. El Senado aún debe votar la medida que, de ser aprobada, deberá ser sancionada y convertida en ley por el presidente Jair Bolsonaro.
La complejidad del comercio internacional de cannabis
Entender y adherir a las leyes sobre el cannabis dentro de las fronteras es un reto. Cruzar las fronteras para exportar cannabis medicinal internacionalmente requiere la capacidad de navegar por la legislación de cada país, así como por los tratados internacionales relacionados con las drogas.
Cada país que permite la importación o la exportación de marihuana medicinal tiene su propio conjunto de leyes y, dentro de Estados Unidos esas leyes cambian de un estado a otro. Cuando las empresas colombianas empezaron a exportar las flores secas, Clever Leaves se dio cuenta de que solo podría vender en ese formato a los países que aceptan el cannabis para uso medicinal.
“No todos los países en los que operamos permiten las flores secas”, afirma Fajardo. “Israel y Australia permiten tanto el extracto como las flores, mientras que Brasil por ejemplo, solo acepta los extractos”.
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El proceso de comercio internacional de cannabis comienza con la obtención de los permisos necesarios por parte de los países importadores y exportadores — y con el cumplimiento, por parte del país exportador, de las leyes referentes al cannabis en el país importador. Luego, la transacción debe ser aprobada por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE, o INCB en su sigla en inglés). Esta junta, que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), supervisa el cumplimiento por parte de los gobiernos de los tratados internacionales de control de drogas.
Es muy alto el nivel de burocracia que las empresas de cannabis deben aceptar para no violar la Convención Única de 1961sobre Estupefacientes, un tratado internacional que prohíbe la producción y el suministro de drogas y narcóticos.
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En 2020, la ONU retiró el cannabis de la Lista 4 de la Convención Única de 1961 en reconocimiento al valor medicinal de la planta. Sin embargo, el cannabis sigue en la Lista 1, la más restrictiva de las cuatro presentadas en el tratado.
Pero la Convención Única no se aplica solo internacionalmente. También afecta al derecho de una nación soberana de legislar sobre el tema. Cuando Canadá legalizó la marihuana recreativa en 2018, el líder del JIFE en esa época, Viroj Sumyai, dijo que el acto era una contravención a la Convención Única de 1961.
Si Estados Unidos, uno de los mercados de cannabis más grandes del mundo, legalizara el uso recreativo, provocaría un efecto dominó.
Si Estados Unidos rompiera el tratado, otros países lo acompañarían y no solo para el cannabis, sino también para la cocaína, heroína o cualquier otra substancia que quisieran. No puede hacer así. La ONU tiene que excluir el cannabis de la Lista 1 para que Estados Unidos y otras naciones puedan cambiar sus leyes.
RAUL ELIZALDE, CEO de HEMPMEDS
El cambio puede ser lento, pero está en el aire. El actual presidente del JIFE, Cornelis P. De Joncheere reconoció el año pasado que 2021 podría ser el momento de reevaluar la adecuación de las convenciones que fueron establecidas hace casi 60 años.
A medida que más países avanzan hacia la legalización, se espera que México se convierta en el mercado de cannabis recreativo más grande del mundo. Según David Berezowsky, “los especialistas ven [al país] como una puerta de entrada a América Latina.”
La llave para abrir esa puerta — y darse cuenta de todo el potencial del mercado global de cannabis — reside en eliminar la substancia de la Lista 1 de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes.
(Traducido por Adelina Chaves)