Cementerio de Darwin en las Islas Malvinas
Cementerio de Darwin en las Islas Malvinas. En 2017, el Comité Internacional de la Cruz Roja comenzó a identificar a los 122 soldados enterrados allí. Logró identificar a 115. Foto: Didier Revol/CICR
Sociedad

40 años de la Guerra de Malvinas: La derrota militar que propició la vuelta a la democracia en Argentina

Las Malvinas son un tema permanente en la sociedad argentina. Las islas están en el mapa oficial del país. Pero, ¿cómo se llegó al punto de librar la guerra más meridional entre dos países occidentales?

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Estas islas no producen cosa alguna. Nieve, granizo y hielo. El aire es siempre húmedo. Los alimentos de aquí se restringen al pescado. Es para mí este un país cruel. El reino tendrá que subsidiarlo”. Con estas palabras, escritas en 1767, el frey español Felipe de Mena describió el desolador panorama de las islas Malvinas en aquel entonces. Un archipiélago localizado en el lejano Atlántico Sur, en la periferia (o mejor, en la periferia de la periferia) del Imperio Español, muy lejos de Perú, México y Cuba, las joyas de la corona colonial. Doscientos quince años después tropas británicas y argentinas librarían una guerra feroz por estas mismas islas áridas y sin ningún poder de seducción. Tal vez por eso el escritor argentino Jorge Luis Borges lo describió todo con ironía: “Es la pelea de dos pelados por un peine”.

La fecha oficial del inicio de la guerra de Malvinas es el 2 de abril de 1982. Pero el desembarco de las tropas del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri en las islas se dio en la noche del 1º de abril, el día de la mentira en gran parte del planeta (en el mundo hispanoparlante es el 28 de diciembre). Para no hacer el ridículo, los generales de la dictadura argentina decidieron mantener el 2 de abril como la fecha oficial.

Las Malvinas son un tema permanente en la sociedad argentina. Las islas están en el mapa oficial del país. De hecho, los kilómetros cuadrados de su territorio se contabilizan como si realmente fueran controlados por el gobierno de Argentina. Además, en las escuelas (ya era así antes de la guerra), los niños aprenden desde el primer año de la primaria que “las Malvinas son argentinas”.

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Todos los presidentes, en la apertura de los trabajos en el Congreso Nacional, dedican siempre un párrafo de sus discursos para reivindicar a las islas. Lo mismo ocurre en los discursos anuales en la Asamblea General de la ONU o en toda reunión semestral de presidentes del Mercosur. Es como un mantra geopolítico. Un raro consenso entre todos los partidos políticos argentinos. 

Las divergencias, eventualmente, se dan en el modus operandi diplomático para intentar recuperar las islas. De la misma manera, existen tabúes sobre la Guerra de Malvinas que casi todos los sectores evitan tocar. Cualquier opinión dudosa sobre la cuestión de las islas puede ser encarada como una especie de mortal “herejía”.

Pero, ¿cómo se llegó al punto de librar la guerra más meridional entre dos países occidentales?

Veamos la cronología de las islas, en mode listicle

1494 Inmobiliaria celestial. En la ciudad de Tordesillas, dos años después de que Cristóbal Colón llegara a las Américas, las coronas de España y Portugal firmaron un tratado (que llevaría el nombre de ese lugar) por el cual dividían las áreas a descubrir en el planeta en dos partes. Una, para España, otra para Portugal. Para implementarse, el tratado contó con la confirmación del papa. O sea, fue una división del planeta con la autorización del CEO de Dios en la Tierra, el pontífice de turno (como una especie de agente inmobiliario de poderes celestiales que realiza una subdivisión entre dos propietarios). De esta manera, las Malvinas (todavía no descubiertas) pasaron a formar parte de España por determinación de una institución referida a lo sobrenatural. Así comienzan las definiciones sobre la propiedad de las Malvinas.

1504 Primer supuesto avistamiento. El marino francés Binot Paulmier de Gonneville avista en el horizonte unas islas que podrían eventualmente haber sido las Malvinas. Pero, no hay certezas de eso.

1520 Segundo supuesto avistamiento. El español Esteban Gómez, capitán de uno de los navíos de la flota de Fernando de Magallanes (portugués que trabajaba para la corona española), habría observado de lejos unas islas que podrían ser las Malvinas. Pero, tal como el caso de Gonneville, no hay nada confirmado sobre este evento.

1592 Primer avistamiento confirmado (pero sin desembarco). El inglés John Davis, capitán del “Desire” (y un famoso explorador que hizo diversos descubrimientos en áreas tan distantes como Groenlandia y Malvinas) hace la primera observación confirmada de las islas. Pero nadie desembarcó en el archipiélago. Los kelpers (denominación de los habitantes de las islas) se aferran a esto para resaltar el dominio inglés. Y, simbólicamente, colocan como slogan, en la bandera actual de las Malvinas, la frase “Desire the right” (en referencia al barco).

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1598 Ego cartográfico. El holandés Sebald van Weerdt avista las islas. Sin embargo, no desembarca. Dueño de un gran ego (o visionario del marketing personal), bautiza el archipiélago con su propio nombre, Sebald (es así como las islas aparecen en los mapas holandeses del siglo 19).

1690 Finalmente, alguien coloca los pies en la isla. Primer desembarco oficial en las islas. El autor, el inglés John Strong, capitán del navío “Welfare”. Con la intención de complacer al mecenas de la expedición, bautiza las islas con el nombre de “Falklands” (homenaje a Anthony Cary, quinto vizconde de Falkland).

1763 Los franceses las bautizan con el nombre usado por los argentinos. Ese año, el comandante militar Louis Antoine de Bougainville desembarca en las islas y las denomina “Malouines” (toda la tripulación era de franceses del puerto Saint-Malo… Malo, malouines). Un año después, los franceses establecieron una colonia en las islas. La aldea es llamada Port Louis, en la isla oriental.

1765 Colonización simultánea. Simultáneamente, en la isla occidental, británicos, comandados por John Byron también se instalan y fundan Port Egmont. Desconocen la presencia francesa en el lado oriental. Byron reivindica la propiedad de las islas para el rey George III.

1767 Adieu/ Hola, ¿qué tal? Los franceses hacen un pacto con España y deciden abandonar para siempre las Malouines. Adieu, franceses. Hola, españoles. Madrid coloca el archipiélago bajo la administración de Buenos Aires, su colonia más cercana.

1770 Londres versus Madrid. Los españoles atacan Port Egmont y expulsan a los británicos. Un conflicto bélico es evitado gracias a un tratado de paz. Los británicos vuelven a Port Egmont.

1774 Los ingleses parten (pero dejan claro que volverán). La guerra de independencia de los futuros Estados Unidos lleva a los británicos a concentrar esfuerzos, reducir gastos y abandonar las colonias de poca importancia. Parten de las Malvinas, pero dejan un cartel en el lugar, en el cual evidencian que reivindican la propiedad.

1811 Adiós. Así como los ingleses, las luchas de independencia en América del Sur llevan a los españoles a abandonar las islas y partir rumbo a Montevideo, ciudad que todavía permanecía en manos realistas. Buenos Aires ya no estaba bajo control de Madrid.

1811 a 1820 Pingüinos rules. Los pingüinos se transforman en la principal presencia de vida en las islas, que quedan totalmente desiertas de Homo Sapiens. A veces, navíos pesqueros ingleses o estadounidenses frecuentan sus aguas (pero sin establecer habitantes en el archipiélago).

1820 Bandera argentina. Para huir de una tempestad, el navío “Heroína” atraca en las islas. El capitán David Jewett, un yankee de Connecticut que trabajaba para el gobierno de la provincia de Buenos Aires, iza allí la bandera argentina y proclama la propiedad del archipiélago. Es la primera medida oficial (aunque improvisada) en este sentido.

1826-1829 Un alemán. El alemán Louis Vernet es nombrado gobernador de las Malvinas por el gobierno de Buenos Aires (quien les dio bola a las islas fue el gobierno de la provincia de Buenos Aires y no la “Argentina”, ya que en esa época la Argentina no estaba constituida como tal). Vernet, con capitales privados, comanda la instalación de colonos en Puerto Soledad (aldea fundada inicialmente por los franceses). El cónsul inglés en Buenos Aires protesta, argumentando que las islas eran reivindicadas por Gran Bretaña.

1831 Estadounidenses. Vernet ordena la confiscación de tres pesqueros estadounidenses que estaban trabajando en las aguas alrededor de las islas. Los Estados Unidos, en represalia, envían el navío de guerra “Lexington”, que arrasa Puerto Soledad. Los estadounidenses “persuaden” a la mayor parte de los colonos a dejar las islas y partir en el navío hacia Buenos Aires.

1833 Ingleses. El navío de guerra británico “Clío” llega a Puerto Soledad, que se empezaba a recuperar de la destrucción causada por el Lexington. Los ingleses ordenan la retirada de los colonos argentinos. Se calcula que la población, en esa época, era de 120 a 150 personas. En los años siguientes, empiezan a llegar inmigrantes ingleses, escoceses, irlandeses y galeses (muchas familias de kelpers son descendientes de esas personas que llegaron allí hace casi 200 años).

1841-1842 Islas y deuda. El dictador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas es considerado como uno de los primeros ‘nacionalistas’ del país. Pero tuvo, en su época, una actitud poco comentada actualmente en Argentina (el asunto es medio tabú): en 1841 y 1842 ofrece ceder el dominio de las islas (que ya estaban en manos británicas hacía casi una década) a Londres a cambio de cancelar la deuda argentina acumulada con el banco Baring. Los británicos no aceptan la oferta (la deuda era mucho mayor de lo que las áridas islas valían en esa época). 

1884 Primera propuesta. Por primera vez, Argentina solicita a Gran Bretaña que la soberanía de las islas sea sometida a un arbitraje independiente. Londres rechaza la propuesta.

1910 Argumento sobre la «herencia». Paul Groussac, escritor francés que migró a Argentina, donde se convirtió en director de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, instaló en el ámbito jurídico el argumento de que Argentina tenía derechos sobre las Malvinas como una especie de “herencia” de los españoles. Alegaba que las islas eran administradas por el Virreinato del Río de la Plata (la colonia española, con capital en Buenos Aires) cuando empezó la guerra de la independencia.

1947 Corte. Gran Bretaña ofrece a Argentina llevar la discusión sobre la soberanía de las islas a la Corte Internacional de Justicia. Buenos Aires rechaza la oferta.

1965 La ONU determina que los dos países dialoguen. La ONU aprueba la resolución 2065, que insta a Argentina y Gran Bretaña a sentarse a la mesa de negociaciones para discutir la soberanía de Malvinas. Sin embargo, Londres se niega a discutir el asunto.

1967 Londres se dispone a conversar de forma bilateral. Gran Bretaña abre negociaciones con Argentina, indicando que podría conversar de forma bilateral y reservada sobre la transferencia de la soberanía.

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1971-1980 Aproximación interrumpida por el golpe. Argentina inicia un proceso de aproximación con los kelpers, estableciendo vuelos semanales que unen las islas al continente, instala una estación de servicio YPF (la única del archipiélago), ofrece becas a los kelpers y atención en los hospitales públicos del sur de Argentina. Hasta 1976, mientras se daban las negociaciones, hubo varios avances. 

Ya hacía un tiempo que el Reino Unido vivía los efectos de una economía desacelerada y no consideraba útil seguir con las Malvinas, que no generaban lucro. Los argentinos encontraron entonces una abertura para proponer la soberanía compartida, con la presencia de las dos banderas, los idiomas inglés y castellano como oficiales, alternancia de gobernadores argentinos e ingleses. 

En 1976, no obstante, un golpe militar en Argentina paraliza las conversaciones. 

Retrato oficial de Leopoldo Fortunato Galtieri, luego de asumir la presidencia, el 22 de diciembre de 1981. Foto: Casa Rosada.

1982 La guerra. En marzo, el régimen militar argentino empieza a enfrentar las primeras grandes manifestaciones contra la dictadura en las calles de Buenos Aires. Rápidamente, los militares desempolvan un plan de urgencia para reconquistar las Malvinas. El régimen sabía que la recuperación de las islas generaría un frenesí sin precedentes en la población, apelando a los sentimientos nacionalistas.  

La noche del 1º de abril, las tropas argentinas desembarcan en las islas por orden del dictador Leopoldo Galtieri. Los argentinos toman el control total el día 2 de abril. 

La dictadura argentina se expandía territorialmente, pero las islas eran el único lugar con normas democráticas en todo el cono sur (en la época, región con países gobernados por sanguinarios regímenes militares). Sin embargo, el régimen argentino, acostumbrado a torturar en el continente, torturó hasta a sus propios soldados en las islas (tema que fue llevado a los tribunales argentinos hace una década).

La principal tortura realizada era el “estaqueamiento”, que consistía en cavar un área de 50 centímetros de profundidad y allí atar a un soldado desnudo, acostado sobre la nieve o el suelo helado (las temperaturas podían llegar a 27 grados Celsius negativos). El soldado era atado con sus piernas y brazos abiertos y abandonado allí durante 24 horas. El castigo podía ser aplicado por motivos absurdos, como, por ejemplo, perder un casco.

Otra modalidad de tortura aplicada por los oficiales era la de abandonar a los soldados para que murieran de hambre. Existen cuatro casos de soldados provenientes de la provincia de Corrientes que murieron de hambre porque los oficiales ordenaron suspenderles la provisión de comida. En las listas del Ejército argentino, sin embargo, los soldados que murieron de inanición fueron registrados como “bajas en combate”. Después de la guerra, varios excombatientes declararon que “el principal enemigo no eran los ingleses, pero, sí, los oficiales argentinos[MC1] [MC2] ”.

Esta segunda presencia argentina en las islas (la primera había sido de 1827 a 1833) duró solo 74 días.

El 14 de junio, las fuerzas de Galtieri son derrotadas por las fuerzas enviadas por la primera ministra Margareth Thatcher.

La portada de la revista Newsweek, 19 de abril de 1982, que representa al HMS Hermes, buque insignia de la Fuerza de Tareas británica enviada para defenderse de la «invasión» argentina. El titular evoca la secuela de Star Wars de la década de 1980.

Derrotada, desprestigiada y conmocionada por la derrota, la dictadura empieza a tambalear. Galtieri es derrocado rápidamente por sus colegas generales y un nuevo dictador asume, el general Reynaldo Bignone, con la tarea de realizar elecciones e intentar hacer una retirada organizada de los militares.

Repatriación de prisioneros de guerra argentinos por parte de Inglaterra, el 16 de junio de 1982. Foto: Ken Griffiths/ CC BY-SA 4.0

1983Vuelta a la democracia. La democracia volvió a la Argentina en 1983. Fue el primer país del Cono Sur en terminar con su dictadura. Esto incentivó a los otros países de la región (Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile), que terminaron con sus regímenes militares en los años siguientes. 

Si la dictadura hubiera vencido la guerra contra Inglaterra y reconquistado las Malvinas podría haberse prolongado muchos años en el poder, afirman los historiadores. Gracias a la derrota, el régimen cayó.

1989 Seducción con ositos. Carlos Menem asume prometiendo reconquistar las Malvinas “a hierro y fuego”. Poco después, cambia de estrategia y empieza una “política de seducción” hacia los kelpers. Su canciller, Guido Di Tella, la llevó al extremo en 1995, llegando a enviar ositos de peluche para cautivar a los kelpers (los isleños enviaron los ositos a los niños huérfanos de la Guerra de Bosnia). En 1990 se restauran las relaciones diplomáticas entre Buenos Aires y Londres.

1994 Carta magna. La Argentina coloca la reivindicación de las Malvinas en la Constitución Nacional.

1999 Visitas. Después de 17 años de prohibición, Londres permite que los argentinos visiten las islas.

2009 Petróleo y gas. Ese año, las empresas europeas descubren petróleo y gas en las plataformas marítimas alrededor de las islas. Empiezan las perforaciones. Pero el interés disminuye en los años siguientes, sobre todo debido a la baja del precio del petróleo y la dificultad de extracción en estos mares.

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Bonus track 1 Imperialismos allá, imperialismos acá. Todos los años, indefectiblemente, Argentina reclama en la ONU la soberanía de las Islas Malvinas, controladas por Gran Bretaña desde 1833, donde habría implantado — según las autoridades de Buenos Aires — “colonos extranjeros” por medio de “acciones imperialistas”. 

Sin embargo, mucho más recientemente, desde el fin de la Guerra del Paraguay, en 1870, Argentina hizo sus propias aventuras “imperialistas” anexando tierras paraguayas que son hoy las provincias de Formosa y Misiones. Estas provincias han sido pobladas con argentinos e inmigrantes europeos (esto, luego del usual hábito de las fuerzas argentinas de exterminar buena parte de los indígenas locales). 

Y, olvidando en la práctica el discurso de “hermandad”, Argentina también le arrancó a Bolivia la Puna de Atacama y el Chaco Central en 1889.

Bonus track 2 Otros efectos de la guerra. La victoria salvó al gobierno de Margareth Thatcher de la crisis política y generó una disparada de popularidad que le permitiría quedarse en el poder por largo tiempo.

La industria bélica mundial aprovechó el conflicto para observar el funcionamiento — en una guerra real — de una serie de nuevos armamentos, entre ellos, el misil francés Exocet.

Debido a la neutralidad de Brasil en la guerra, Argentina empezó a dejar de ver al país vecino como un potencial peligro bélico. Años después, la aproximación creó un clima favorable a la formación del Mercosur.

Traducido por Adelina Chaves

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